El Papa Francisco y las vacunas,
¿un verdadero acto de amor?
Hace algunos días el Papa Francisco llamó a realizar un acto de amor uniéndose a un llamado fraterno para invitar primeramente a los gobiernos a procurar la vacuna contra Covid-19 de sus pueblos y después a todos los interesados a realizar esta medidas sanitarias por medio de los sistemas autorizados.
Muchas personas incluyendo católicos, se escandalizaron interpretando el mensaje como una medida “obligatoria” ,por su cargo de ser la primera autoridad en la religión católica.
Escuchando con atención el mensaje nos damos cuenta que no es una medida que el Papa haya tomado por sí solo, como bien se escribió arriba, es la unión de un mensaje fraterno que no solo se trata de su persona sino del llamado que todas las autoridades civiles están llamando ha realizar.
Anteriormente ha sido criticado por no dar parte en algunos problemas sociales de la actualidad, sin embargo, esta vez se pronunció fuerte y claro, “vacunarse es un acto de amor”
¿Qué es un verdadero acto de amor?
Lejos de lo que pensamos que un acto de amor es un beso de amor verdadero, un acto de amor es el que nos lleva más allá de nosotros mismos, es el ver y procurar siempre el bienestar ajeno antes que el propio.
Un acto de amor nunca es una obligación ni mucho menos una imposición, primeramente es un salto al vacío, no temiendo lo que nos pueda pasar sino viendo siempre el beneficio mayor que se puede alcanzar.
En estos términos, vacunarse, es un acto de amor público y social. Es apoyar la mejor medida sanitaria tomada hasta este punto.
Dudas van y dudas viene , ¿Qué si la pandemia y las vacunas son un invento? ¿Qué si no hay suficiente experiencia en las mismas?
Todo lo relacionado a las vacunas, debemos dejárselo a los expertos, creyendo primeramente que Dios los ha iluminado para hacer el mejor trabajo posible. ¿Y si ellos actúan mal? Será Dios quien los juzgue.
Pero porque nosotros debemos tomar el papel de justicieros no sólo a los científicos sino al mismo Papa.
San Francisco de sales, en su libro Introducción a la vida devota, deja muy claro,"Los juicios de los hijos de los hombres son temerarios, porque ellos no son jueces los unos de los otros, y, al juzgar, usurpan el oficio de Dios nuestro Señor; son temerarios, porque la principal malicia del pecado depende de la intención y del designio del corazón, que, para nosotros, es el secreto de las tinieblas; son temerarios, porque cada uno tiene harto trabajo en juzgarse a sí mismo, sin que necesite ocuparse en juzgar al prójimo" (CAPÍTULO XXVIII DE LOS JUICIOS TEMERARIOS)
¿Por qué entonces juzgamos al Papa Francisco, cuando él solamente esta haciendo una invitación en la que sólo Dios conoce la verdadera intención?
La mala interpretación de pocos datos estadísticos es lo que esta llevando al verdadero caos.
La proliferación de la poca, mala y amarillista información es más mortal que la misma pandemia.
El auge de grupos que no están a favor del Papa Francisco, a tomado fuerza con esta medida, llevando a la confusión a los católicos mediocres.
Muchos lo llaman irresponsable, otros marcan como la cúspide de una serie de errores que según los “críticos" ha tenido su pontificado.
Otros tantos se han callado pocos lo han apoyado.
En medida de esto y sin meternos en la controversia del tema científico, moral y ético de las vacunas, vamos a exponer porqué un buen católico debe apoyar al Papa.
Soy católico, no estoy convencido de las vacunas, ¿Qué posición debo adoptar respecto a la invitación del Papa?
Ante un tema controversial, que sin duda nos hace pensar en el tanto cuanto debemos obedecer al comunicado del Papa, debemos estar claros en algunos conceptos.
Primeramente es una invitación a una acción social, no es obligación, no es imposición, no es dogma de fe, esto en relación al comunicado.
En cuanto a la persona del Santo Padre, debemos recordar y tener presente que es humano, tan humano que se puede equivocar, como el mismo San Pedro, que negó a Jesús 3 veces(Mr. 14.66-72), quien el mismo Jesús le dijera “aléjate de mi satanás" (Mt.16.23-24), ese mismo San Pedro, que Jesús conocía bien, en lo bueno y en lo malo y aún así lo llamó a dirigir su Iglesia (Jn.12,15-19)
Se nos olvida que la Santidad la otorga Dios, así como también la dirección de su Iglesia.
Hoy más que nunca, debemos permanecer unidos a la vid, mostrando ser una Iglesia fuerte.
Las discrepancias que podemos tener hacia la opinión del Papa, debemos reservarlas y aclararlas con nuestros consejeros espirituales, más no mostrar nuestra opinión pública dando paso al escándalo.
El Papa necesita del apoyo de sus fieles, no sólo de palabra sino de obra y de publicidad buena hacia el apostolado que está llevando acabo.
Más allá del tema de las vacunas, lo que si debemos hacer, es una manifestación pública de nuestro apoyo al sumo Pontífice , sino te nace nada bueno, entonces no digas ni publiques nada, pero por favor, no aumentes rumores en su contra mucho menos abriendo la duda de si esta actuando bien o mal.
No bajemos la guardia en la oración hacia el Papa y su pontificado, antes de siquiera consentir un pensamiento contrario a sus declaraciones, elevemos una oración al cielo por él y por quienes lo asesoran.
Roguemos a Dios por medio de su Santísimo Hijo y por la gloriosa intercesión de la Siempre Virgen María, la buena acción de su ministro, el Papa Francisco, y nosotros siervos inútiles, propaguemos la fidelidad a la máxima autoridad de la Iglesia Católica, manifestemos a una sola voz, #SiempreFiel, #YoConElPapa.