DIGNIDAD DE LA PERSONA

Antes de examinar los conceptos de dignidad y respeto es preciso dejar en constancia del sentido de la noción de persona; en ella se destacan dos elementos fundamentales:

a)      La persona es un centro ontológico subsistente e intrínsecamente indiviso, es decir no desprovisto de una unidad e identidad interna que lo hace irreductible a una mera colección de personas;

b)      Inseparablemente unido a esto, la persona está dotada de una esencia la “naturaleza racional” que la constituye como apta para relacionarse especialmente en la relación de sujeto personal o “yo” : conocer y querer.

Además, ¿qué es lo preciso, para referir al hombre a su dignidad de ser humano? No es un fundamento materialista, ni biológico, ni económico la dignidad empieza desde el momento donde se acepta tanto al hombre y a la mujer como seres creados por un Dios providente que les ha creado a imagen a imagen y semejanza en esa realidad ontológica que se resalta en el párrafo anterior.

La dignidad del ser humano corre paralela a la imagen de Dios presente en cada ser humano. La dignidad se desarrolla por la presencia del Espíritu de Dios en cada corazón, pero también por la práctica de la dignificación a partir de las buenas acciones. De igual manera las malas acciones restan dignidad a la persona que las comete y a aquellas que experimentan sus consecuencias degradantes.

Estamos pues ante un valor personal, pero también ante una actitud proactiva, el ser humano debe ser capaz de crear entornos donde impere la dignidad, ya sea en la familia, entorno laboral y en la propia sociedad.

Como consecuencia de las malas acciones o falta de dignidad se puede llegar a caer en estos mismos efectos en la salud mental:

Como sociedad, se estigmatiza a la persona en situación de pobreza o exclusión social. Así  la persona en esta situación asume esa culpa y ve su libertad como si tuviera que rendir cuenta a los demás,  no les permite tener metas ni ilusiones más allá de la supervivencia. Estas situaciones van acompañadas de una baja autoestima, falta de virtud, carencia de apoyo social, estrés y alta exposición a situaciones de frustración. Es todo un escenario donde se ve reducido el bienestar psicológico, además salud física que se ve afectada no solamente por factores meramente psicológicos sino por una cuestión social y humana, la falta de dignidad, de reconocimiento de donde se viene que es propiamente de la creación de Dios.