La castidad en medio del caos

septiembre 17, 2021

 

 

Estamos viviendo en medio de una sociedad postmoderna, la cual ha ido olvidando paulatinamente los valores occidentales y ha sido atrapada por el incremento del individualismo, el hedonismo, la desvitalización de los vínculos familiares, de pareja.

Los jóvenes experimentan decepción, irresponsabilidad, falta de interés, direccionan su crítica de manera negativa hacía los valores fundamentales, dejándose guiar por el libertinaje y/o libertad sexual etc. Tienden a darle importancia al consumo emocional ligado a satisfacer nuevas experiencias, desplazando el sentido y verdadero significado del amor.

En medio de todo esto ¿La castidad ha perdido fuerza en la juventud?

Nos hemos acostumbrado gradualmente al incremento de contenido sexualmente explícitos en los medios de comunicación se ha distorsionado la concepción del matrimonio y del verdadero papel de la sexualidad. Como bien lo dice el Catecismo de la Iglesia Católica: “La lujuria es un deseo o un goce desordenado del placer sexual”. Esta misma se ha metido poco a poco en la vida de cada persona, dominando nuestra cultura, hasta el punto de llevarnos a la falta de interés. Por lo que como jóvenes nos hemos cuestionado ¿Queda alguna esperanza en medio de este caos? ¿Estamos condenados a vivir incapacitados para amar? ¿En dónde queda Dios en medio de todo este desorden? ¿La pureza y castidad están perdidas?

Estamos llamados al amor, para lo cual fuimos creados, quizás sea difícil para ti creerlo cuando tu vida ha sido muy difícil y ha sido herida. Nuestros corazones anhelan la verdad, el señor se revela a nosotros “Yo soy el camino, la verdad y la vida” Juan 14, 16.

El papa Juan Pablo II en su libro Amor y responsabilidad define el amor y lo relaciona con la virtud de la Castidad, afirmando que la castidad es la verdadera vía, la infalible para la felicidad.

La castidad es una virtud que dirige nuestros deseos y actitudes sexuales hacia la verdad del amor. Para poder ver la castidad de manera positiva hay que entender que no se limita a la continencia del acto sexual.

No es solo aprender a controlar nuestros deseos sexuales. Se trata de aprender a amar al otro ordenadamente.

La castidad dice “sí” a las exigencias del amor, al tiempo que combate los deseos egoístas de la lujuria. Sólo así podemos decir “no” a actos y elecciones que nos han robado la dignidad. Si solo te enfocas en contener los deseos sexuales y pretendes ignorarlos, esto lleva a la represión, la cual es una respuesta dañina y poco sana al don de la sexualidad.

La cultura postmoderna nos enseña el individualismo, en cambio los valores del cristianismo nos enseñan que el hombre no puede obtener la felicidad sin donarse a sí mismo a los demás en una entrega sincera. La virtud de la castidad te enseñará gradualmente a amar como Dios ama y además traerá grandes frutos a tu vida.

El amor no es solo aquello que le hace a uno sentirse bien (aunque esto sea parte del amor) Como nos enseña el papa Juan Pablo ii, amar es una decisión de entregarse al otro y hacerlo en su totalidad. El mundo nos enseña a usar y a desplazar, dejando vacíos, desilusiones y heridas graves. Cristo nos enseña a amar y a ser felices a través de estas virtudes como la castidad y la pureza, los cuales considero pilares muy importantes en la lucha contra el egoísmo, la lujuria, el utilitarismo.

¿Usas a los demás para amar? ¿O amas para no usar a los demás? 


Por Liliana Garrido Ferruzca.


 

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