¿Te has preguntado por qué te cuesta tanto trabajo seguir a Dios?
La verdad es que no te cuesta sólo a Ti, nos cuesta a todos, ¡Sin excepción! Y la razón es simple, estamos tan llenos de nosotros mismos que es muy difícil que sigamos otra voz que no sea la nuestra.
El Señor habita dentro de nosotros en el rincón más pequeño y alejado que tiene nuestra alma pues estamos tan ocupados en hacer lo que queremos y anhelamos, que se nos olvida que no hay un sólo respiro o latido de nuestro corazón que se da a cada segundo sólo porque Dios así lo permite; si Dios en este instante dejara de amarme o de amarte, no es que moriríamos inmediatamente sino que dejaríamos de existir para siempre ¿Habías pensado alguna vez en la profundidad de nuestra nada y pequeñez?
Me encantaría que en este momento pensaras que grandeza tiene este Amor que siendo infinitamente superior a Ti en vez de destruirte, te dignifica y te hace nuevo, y sí te sabes tan pero tan amado ¿Por qué tienes miedo de obedecer la voz del que por Ti ha dado todo? Y es que no sólo te regaló el universo, y todo lo que contemplas, se ha dado Él mismo hasta la última gota de sangre y hasta los últimos tiempos sólo por salvarte para siempre y poder tenerte a su lado toda la eternidad.
Sé que muchas cosas dan miedo, que muchas situaciones nos rebasan, que son tantos los problemas y tanta nuestra incapacidad que a veces quisiéramos escondernos pero hoy el Ser que mas te ama en lo visible y lo invisible, quiere pedirte que descanses en su Paz y que confíes en que NADA se escapa de su Divina Providencia. Cada dificultad y cada sufrimiento por grande que lo veas, ha llegado a tu vida para enseñarte como el amor florece en el dolor y como te haces grande cuando eres el que se abandona en los brazos de aquel que si puede obrar de forma Omnipotente.
Te reto a que te dejes Amar y que dejes de luchar contra lo que te pasa, y empieces a agradecer por lo que tienes, que ya es completamente incalculable porque sólo tu vida ya es un milagro.
Y te dejo este vídeo para que descubras con mayor profundidad que es darse por completo y por qué esa es nuestra misión en esta existencia terrenal.
Con amor,
Luisa María